El reino es un “libro de Historia al aire libre”, señala la publicación, antes de arrojar luz sobre la riqueza de la cultura, de la civilización y de la naturaleza de Marruecos, “desde las medinas bulliciosas hasta el silencio del desierto”.
La revista pasa revista a varios destinos turísticos de renombre, como Agadir, “estación balnearia con aires de postal”, que despliega 6 km de arena fina acariciada por 300 días de sol al año, Casablanca, símbolo de un Marruecos que “avanza hacia el futuro sin renegar de su pasado”, y Marrakech, la perla que “juega con los sentidos” con su medina y sus zocos que “bullen de vida intensa”.
El artículo también arroja luz sobre Fez, primera ciudad imperial de Marruecos, que “le sumerge en 12 siglos de historia” a través de su medina clsificada por la Unesco; Essaouira, el “Saint-Malo marroquí” enclavado tras sus murallas, también calsificadas por la Unesco, Tánger, que cultiva su misterio desde hace 2.500 años, con su kasbah que “domina orgullosa el estrecho donde se cruzan los continentes”, sin olvidar Rabat, la capital política que “juega la carta de la dulzura de vivir” con sus amplias avenidas bordeadas de edificios Art Déco, sus murallas del siglo XI y sus jardines anadulsíes.
La revista repasa también los atractivos turísticos de destinos como Chefchaouen, Meknes, Tetuán y Ouarzazate, así como lugares como la Kasbah de Ait Ben Haddou, las gargantas de Dades, Merzouga y Volubilis.
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